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No invierta pensando con el estómago

No invierta pensando con el estómago
La Visión del Equipo | 16 abril, 2020
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En las crisis económicas surgen las mejores oportunidades para generar rentabilidad a medio y largo plazo que hay que aprovechar. Analizamos cómo se comportó el mercado en otras grandes crisis y cuáles fueron las rentabilidades alcanzadas con el paso del tiempo.

Normalmente cuando escuchamos la palabra crisis, en lo que respecta al ámbito económico, nos suele embargar una sensación de miedo y angustia por la connotación negativa que implica. Etimológicamente, la palabra crisis proviene del griego y en su origen, se definía como un tiempo de decisión, inteligencia y valentía.  

En chino, la palabra crisis está formada por dos caracteres. El primero es Wei, que significa peligro y el segundo es Ji, que significa oportunidad. Las crisis económicas generan situaciones difíciles para la sociedad, pero también generan oportunidades para aquellos que saben aprovechar el momento. 

Si extrapolamos esta filosofía a los mercados financieros veremos que, tras grandes crisis financieras, surgen las mejores oportunidades de generar rentabilidad en el medio/largo plazo. En la siguiente tabla se muestra cómo, tras las grandes crisis, las rentabilidades a 1, 3 y 5 años alcanzan, en la gran mayoría de los casos, dos dígitos. Por ejemplo, un año después de la crisis financiera de 2008 la bolsa americana subió un +54%, 3 años después +98% y a los 5 años casi consigue más que duplicar el capital con un +181% de rentabilidad.

Rentabilidad acumulada a 1, 3 y 5 años en el S&P500 tras fuertes caídas en anteriores crisis

Fuente: investingmatters

Recomendamos a los inversores reaccionar sin miedo, y mirar hacia delante con perspectiva, vislumbrando de este modo las oportunidades de inversión que los mercados puedan ofrecernos.

Dejarnos llevar por el miedo nos lleva a desabastecer supermercados. La reacción de hacerse con provisiones nos devuelve una cierta sensación de control ante una situación de incertidumbre e impotencia. Sin dejarnos llevar por el efecto llamada y desde un punto de vista racional no tiene mucho sentido. 

Ya lo dijo Peter Lynch: “El destino de un inversor lo marca su estómago y no su cerebro”.

Puedes profundizar en nuestro blog sobre cómo se comportaron los mercados bursátiles en anteriores crisis sanitarias con el escuela-de-inversion: Coronavirus: tropezar mil veces con la misma piedra.

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