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Las trampas de nuestra mente que nos impiden ahorrar e invertir

Economía conductual
Salud Financiera | 14 octubre, 2020
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Analizamos los sesgos cognitivos que estudia la Economía Conductual o Behavioral Economics y que nos hacen tomar decisiones erróneas a la hora de ahorrar e invertir.

Con el inicio del nuevo curso,  muchos retomamos  los buenos propósitos convencidos de que vamos a mejorar la forma física, a retomar esas clases de inglés o a revisar nuestras finanzas personales con el objetivo de ahorrar e invertir mejor. Llegado ya octubre, ¿cuánto hemos avanzado en esos buenos propósitos a los que veníamos dando vueltas desde el verano?

En muchos casos, con toda probabilidad, algunos habrán acudido a argumentos del tipo “ahora no es buen momento”, “no tengo tiempo para informarme”, “las prioridades son otras” o “ya empezaré el próximo mes”. Y así va pasando el tiempo y nunca nos ponemos a tratar de alcanzar el objetivo de ahorrar e invertir. Es decir, muchos habrán pospuesto el momento en el que poner en práctica ese buen propósito, volviendo a caer en la procrastinación.

Economía conductual: los sesgos cognitivos que nos impiden tomar decisiones financieras

La procrastinación es aplazar, retrasar el comienzo de algo, como el hecho de ahorrar dinero para la jubilación o para los estudios de los hijos, porque es algo que se ve lejano. Este comportamiento está calificado dentro de la denominada Economía Conductual o Behavioral Economics como uno de los sesgos cognitivos que nos impiden tomar decisiones financieras correctas para ahorrar e invertir. Estos sesgos vienen a ser ‘trampas’ que nos pone la propia mente para no razonar de forma coherente y que nos hacen tomar decisiones contrarias a la que, racionalmente, sería la acertada. Esos sesgos están influenciados por elementos externos que afectan a nuestra psique y que provocan una interpretación errónea de los datos y de la información que manejamos.

Daniel Kahneman y Richard Thaler, premios Nobel de Economía por sus estudios sobre la economía conductual en 2002 y 2017, respectivamente, consideran que las personas que carecen de educación financiera realizan un razonamiento limitado, acudiendo a ‘atajos’ mentales como forma de autojustificarse en el momento, sin atender al largo plazo. Y es que el sesgo del presente hace que muchos prefieran consumir ‘aquí y ahora’, en lugar de ahorrar e invertir, considerando ese ahorro como un gasto, cuando en realidad es una inversión para el futuro. De hecho, una nota característica de este comportamiento es, en muchas ocasiones, carecer de autocontrol, lo que les conduce a gastar en el corto plazo y a no pensar en el futuro.

Dicha falta de autocontrol también conduce a ahorrar e invertir en productos financieros con nula o escasa rentabilidad, por una acusada aversión a las pérdidas, que hace que se opte por invertir en productos considerados como más seguros, en lugar de hacerlo en activos más arriesgados, como la renta variable, pero con mayor potencial de revalorización a largo plazo. El motivo es el miedo a las habituales correcciones del mercado que se producen en el corto plazo. Estos inversores no tienen la visión de que, si se dispone de un horizonte temporal amplio, los fondos de inversión de renta variable representan la mejor forma de obtener potenciales retornos a largo plazo.    

Dice Kahneman que “la mayoría de los humanos aborrecen el riesgo , y si se les ofrece elegir entre un juego y una cantidad igual al valor que esperan, elegirán lo seguro. Una decisión tomada con aversión al riesgo será la de elegir aquello seguro que es menor que el valor esperado, pagando un recargo por evitar la incertidumbre”. Es decir, el recargo es perder la oportunidad de ganar más a largo plazo.

Otro sesgo es el denominado estatus quo, que consiste en no hacer nada por cambiar esa actitud o comportamiento. Los motivos pueden ser debidos a la falta de autocontrol a la que nos referíamos anteriormente, al desconocimiento o a la aversión a las pérdidas. Así, en muchos casos, se prefiere dejar todo tal y como está, dada la incomprensión hacia la información financiera o porque surge cierto sentimiento de pereza a la hora de tener que decidir entre la amplia oferta de fondos de inversión para ahorrar e invertir.

Si quieres saber cómo combatir estos sesgos cognitivos que te impiden ahorrar e invertir te invitamos a leer esta otra entrada al blog sobre los errores de la menta cuando hay fuertes caídas y alta volatilidad.

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