Conoce cuál ha sido el comportamiento de nuestros fondos de versión entre julio y septiembre y los movimientos más destacados de las carteras, así como las expectativas para el tramo final del año.
En los mercados, rara vez nos sentimos cómodos. Aunque nuestra labor consiste en mantener una visión de largo plazo y evitar los sesgos emocionales, el vasto universo de economías, políticas y compañías nos recuerda a diario que la inversión es, ante todo, un ejercicio de humildad. Asumir como natural esa incomodidad constante no es un defecto, sino una virtud: nos obliga a pensar de forma crítica, a revisar nuestras convicciones y a adaptarnos a un entorno que nunca es perfecto para invertir.
Hay momentos en los que la incomodidad se intensifica, y este trimestre ha sido uno de ellos. Suele ocurrir cuando los mercados financieros parecen recoger una realidad que no es palpable en economía real. Mientras los índices celebran con entusiasmo los avances de la inteligencia artificial y la esperanza en un ciclo de tipos más benigno, muchos consumidores y medianas empresas comienzan a notar el peso de una economía que da síntomas de agotamiento. Esa divergencia entre la euforia de los mercados y la realidad más contenida de los fundamentales económicos ha marcado el pulso de los últimos meses.
Situación macroeconómica
La economía global mantiene un ritmo de crecimiento moderado, en torno al 3,3% anual, según el último informe del FMI, acompañado por una inflación que continúa acercándose de forma gradual a los objetivos de los bancos centrales. Sin embargo, las divergencias regionales se acentúan.
Estados Unidos ha sorprendido al alza, con un crecimiento del 3,8% trimestral anualizado (frente al -0,5% previo), impulsado por una demanda interna todavía sólida y una reducción de las importaciones.
En contraste, la Eurozona mantiene un avance más modesto, cercano al 1,5%, con señales de estancamiento en varios países. El esperado impulso fiscal alemán podría empezar a notarse en 2026, pero por ahora el crecimiento sigue apoyado principalmente en la resiliencia del consumo y en un entorno de precios más contenido.
No obstante, comienzan a aparecer síntomas de fatiga en la economía real, especialmente en el consumo. Las tasas de impago aumentan en determinados segmentos, sobre todo en hogares con menor renta o con mayores cargas hipotecarias. Y en el ámbito empresarial, las compañías medianas y pequeñas más dependientes del crédito, muestran señales de debilitamiento.
Comportamiento de los mercados financieros
Entusiasmo en las bolsas
A pesar de este trasfondo mixto, los mercados financieros registraron un trimestre claramente positivo. Las bolsas globales extendieron sus ganancias-impulsadas por el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial. El S&P 500 avanzó un 8,1% en el trimestre y acumula un +14,8% en el año, mientras que Europa subió un 4,5% y 15,4%, consolidando los fuertes avances del primer semestre. En los mercados emergentes, la mejora del sentimiento sobre China permitió repuntes significativos.
Aunque la IA representa un cambio estructural de gran calado, el rápido aumento de valoraciones en algunas compañías ligadas a esta tendencia invita a la prudencia.
Estabilidad en renta fija
En renta fija, el trimestre trajo mayor estabilidad tras meses de volatilidad. El BCE mantuvo un tono prudente al señalar que “la mayor parte del recorrido” de bajadas ya se ha completado, mientras que la Reserva Federal sorprendió con un mensaje más cauteloso. Este escenario favoreció especialmente a los bonos corporativos europeos, cuyos diferenciales se redujeron hasta mínimos de los últimos ocho años. En Estados Unidos, tanto la deuda corporativa como los bonos del Tesoro ofrecieron rentabilidades atractivas.
El dólar, por su parte, se debilitó ligeramente frente a las principales divisas, reflejando la expectativa de un menor diferencial de tipos y dando cierto respiro a los mercados emergentes.
En conjunto, fue un trimestre constructivo, aunque con notables contrastes internos: la euforia en algunos activos convive con una creciente cautela en otros.
En este contexto, en Santalucía Asset Management mantenemos una filosofía basada en la disciplina, la gestión activa y la diversificación. Estos principios nos permiten navegar con prudencia las incertidumbres del mercado sin renunciar a las oportunidades selectivas que ofrece el nuevo entorno económico.
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