Entrevista a Luis Merino, responsable de Renta Fija, Mixtos y Fondos de Fondos, expone los aspectos macro que van a marcar las oportunidades de inversión en el mercado de deuda en 2026.
La renta fija encara 2026 con un escenario mucho más constructivo que en años anteriores, apoyado en la normalización de la inflación, la mayor estabilidad de los bancos centrales y la recuperación del atractivo de los tipos reales positivos. Tras un trienio marcado por movimientos extremos —subidas agresivas de tipos en 2022–2023 y recortes en 2024–2025—, los mercados de deuda entran en una fase donde el carry (rendimiento), la gestión táctica y la selección de emisores serán las claves del año.
Perspectivas en política monetaria
Entorno de tipos de interés más estable: la normalización del ciclo
Hay un cambio en la narrativa monetaria: los bancos centrales se preparan para un periodo de menor intervención, tras haber realizado buena parte del trabajo de ajuste de la inflación, al menos en Europa.
El mercado descuenta inflaciones estables:
- En torno al 2 % en la Eurozona.
- En torno al 2,40 % en Estados Unidos.
Esto aporta previsibilidad a los tipos largos y reduce el riesgo de movimientos desordenados.
El BCE: ciclo expansivo agotado y estabilidad por delante
La inflación en la Eurozona ha regresado a niveles próximos al 2%, lo que permite al Banco Central Europeo mantener tipos positivos sin necesidad de nuevas subidas:
- Mayor estabilidad en los movimientos de tipos.
- Un entorno de curvas más empinadas (steepening) por normalización del ciclo.
- Expectativas de inflación ancladas en torno al objetivo.
Este contexto favorece estrategias de renta fija que capturan carry y aprovechan movimientos tácticos en duración sin depender de decisiones abruptas del BCE.
La Reserva Federal: menos margen
En Estados Unidos, la situación es distinta. La inflación es más resistente —en torno al 3 %—, lo que limita la capacidad de la Fed para recortar tipos con la intensidad que descuenta el mercado. Esto implica:
- Mayor incertidumbre sobre la trayectoria de los tipos largos.
- Potencial fortalecimiento del dólar por el mayor diferencial de tipos frente a Europa.
- Un mercado que podría verse obligado a revaluar expectativas demasiado optimistas de recortes.
En este contexto, las perspectivas de inversión en renta fija para 2026 serán:
- Continuación del steepening de curvas, sobre todo en tramos largos.
- Mayor tensión en países con peor disciplina fiscal (Francia, Reino Unido).
- Convergencia entre periferia europea y países core, con Italia como caso destacado.
- Reducción de los balances de los bancos centrales, que reduce la liquidez estructural del sistema y exige tipos reales positivos.
Duración: neutralidad táctica con oportunidades selectivas
La estrategia para 2026 se centra en una posición neutral en duración, flexible según evolucione el ciclo. Varias ideas destacan:
- Posición corta en el treasury a 10 años USA por el deterioro fiscal, la mayor incertidumbre regulatoria y la posible presión al alza en la prima de riesgo.
- Reducción de posiciones relativas como la sobreponderación histórica de Italia frente a Francia, tras haber generado valor y haberse estrechado los diferenciales.
- Mantenimiento de un enfoque geográfico activo, ya que las divergencias fiscales y el steepening de curvas ofrecen oportunidades para generar alfa.
Crédito: un activo atractivo, pero con selección
El crédito continúa ofreciendo valor, pero el estrechamiento de los diferenciales obliga a un análisis minucioso. El posicionamiento incluye:
- Sobreponderación en crédito financiero, especialmente bancos españoles e italianos, reforzados por subidas de rating soberano.
- Incremento en covered bonds, que elevan la calidad media de las carteras y aportan liquidez adicional.
- Cautela en high yield, cuyo spread (diferencial) frente a grado de inversión está en mínimos.
En este contexto, la dispersión entre emisores será clave: distinguir entre calidad y mediocridad será uno de los principales motores de retorno en 2026.
Conclusión: por qué la renta fija vuelve a ser estratégica en 2026
El nuevo entorno de tipos, sumado a un crecimiento económico moderado pero estable y un escenario de baja volatilidad monetaria convierten la renta fija en un pilar fundamental de la asignación de activos:
- El carry vuelve a ser la principal fuente de rentabilidad en un año con pocos movimientos esperados en los bancos centrales.
- Los tipos reales positivos permiten generar retorno incluso sin bajadas de tipos.
- La dispersión entre soberanos y crédito crea oportunidades para la gestión activa.
- La renta fija recupera su papel tradicional como estabilizador de carteras e instrumento defensivo en un entorno de valoraciones exigentes en renta variable.
En conjunto, 2026 será un ejercicio donde la calidad, la selección y el equilibrio serán los elementos determinantes para capturar valor en renta fija.
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